Cada momento es tan único como la cantidad de personas que existen en el planeta. Por ello, tu pasado no es tu presente ni será tu futuro.
Sé bien que para muchas personas leer las líneas anteriores puede ser algo obvio. Sin embargo, también soy consciente de que muchas otras personas no se han tomado unos minutos para pensar en ello.
Por esa razón es que me gustaría dedicar este artículo a conversar y reflexionar un poco sobre ello, pues considero importante tener presente que cada experiencia es única, incluso cuando a simple vista pareciera ser lo mismo que ya hemos vivido.
Muy bien, para comenzar me gustaría explicar que quiero decir cuando afirmo que “tu pasado no es tu presente ni será tu futuro”. Para ello, será importante partir del hecho de que en el universo lo único constante es el cambio.
Siendo así, lo que ha sucedido jamás será lo que te está sucediendo, ni mucho menos podrá ser lo que experimentes en el futuro, ya que de ser así estaríamos dentro de un bucle sin salida en el cual estaríamos “viviendo” la misma situación, sin avance, sin crecimiento, sin desarrollo.
El río de la vida
Nuestra experiencia vital se desarrolla y ocurre de forma dinámica, no fija. Es decir, para que esto que llamamos vida ocurra debe haber ritmo y movimiento. Tal vez te preguntarás ¿y qué pasa cuando estamos en un lugar sin movernos? Pues debo decirte que aunque estemos sentados e incluso sin movimiento, nuestra experiencia vital continúa manifestándose, ya que nuestra experiencia va más allá que los estímulos captados por nuestros cinco (5) sentidos.
Otra perspectiva que nos ayuda a comprender que tu pasado no es tu presente ni mucho menos será tu futuro, es el hecho de que nuestro YO de hoy, no es el mismo YO de ayer, y tampoco será el YO de nuestro mañana. La razón de ello se debe a que nuestras células cambian, nuestros estados emocionales, nuestros pensamientos, nuestro conocimiento, nuestras habilidades e incluso nuestro entorno y circunstancias cambian.
La mejor manera de ver esto que llamamos vida es como un río. El agua que pasa por un río no es la misma que verás pasar de ese momento en adelante. Es decir, el agua pasa por el río en un momento e instante específico, no será la misma agua que pase en el instante presente, ni el próximo. Por ello, es fundamental fluir para poder avanzar hacia adelante, pues de no hacerlo, nos estancamos y aumentan las posibilidades de sufrimiento.
¿Qué ocurre cuando los resultados de ayer son los mismos de hoy? ¿Y si se repiten en el futuro?
Esta pregunta es muy apropiada pues muchas veces nos encontramos nosotros mismos o vemos a otras personas que están teniendo los mismos resultados. Tal y como si estuvieran viviendo lo mismos. Por ello, para responder a esta pregunta me gustaría afirmarte que el hecho de tener hoy o mañana los mismos resultados que hemos tenido ayer, no significa ni quiere decir que estamos viviendo el pasado, ni mucho menos que tu pasado sea tu presente o tu futuro.
Lo que sucede es que nuestras acciones, siendo las mismas en todo momento, generan los mismos resultados a cada momento. Es decir, si te das cuenta de que estás obteniendo los mismos resultados constantemente no quiere decir que se esté repitiendo la historia, pero si el mismo conjunto de acciones y decisiones.
Dicho de forma sencilla, esto quiere decir que: estás haciendo lo mismo y por esa razón tus resultados no cambian.
Por esta razón, te invito a que a partir del día de hoy si hay algo, o si hay algún resultado que no te gusta, que te incomoda o que simplemente deseas cambiar, te des el permiso de hacer una pausa y observar las acciones que han creado ese resultado.
Luego, podrás trabajar en las razones que te impulsan a tomar las acciones que generan los resultados que no deseas. Por último, solo resta sustituir eso que te impulsa por un estímulo diferente que te permita tener los resultados que deseas.
Ahora te pregunto, ¿Qué te motiva a hacer lo que haces y qué es lo que deseas cambiar?
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Te leo…
