Los seres humanos tenemos la tendencia de “enfrascarnos” en querer que las cosas ocurran de la forma en la cual deseamos. Tanto es así que podemos llegar a discutir e incluso a pelearnos con otras personas, animales, plantas y hasta con la vida misma cuando las cosas ocurren de una forma diferente a la que deseamos.
Este tipo de acciones ocurren más a menudo en las personas con tendencia al perfeccionismo, así como también a las personas cuyo perfil de personalidad está caracterizado por la competencia constante. Pues en el afán de “querer brillar y ser mejores que otros” se quedan estancadas en la búsqueda de una perfección subjetiva e idealizada, bien sea por influencia de la presión social, o por una ilusión del ego propio.
En nuestra experiencia vital, sin lugar a dudas, tendremos situaciones en las cuales:
- Nos sentiremos incómodos.
- Nos sentiremos preocupados.
- Nos sentiremos estresados.
Es por ello que me gustaría hablarte de una habilidad que considero fundamental a desarrollar en el mundo de hoy. Me refiero a la habilidad de “Aprender a Fluir”.
Cuando hablo de fluir, me refiero a “desarrollar esa capacidad que tiene el agua” de adaptarnos a las distintas situaciones que se nos presenten para seguir adelante y de esta manera poder avanzar y continuar con la vida que deseamos. Pues en caso contrario ¿qué ocurre? Que solo ganaremos muchas más posibilidades de:
- Frustrarnos.
- Angustiarnos.
- Enfermarnos.
Todo ello, por el simple hecho de resistirnos a lo que nos sucede. ¿Qué irónico, verdad?
La palabra clave en situaciones adversas es: ACEPTACIÓN.
Aceptar es observar las cosas tal y como son y quitar de la ecuación nuestra resistencia. Es decir “OBSERVAR Y NO RESISTIRNOS”. Cuando fluimos, entendemos que hay cosas que no podemos cambiar porque escapan de nuestras manos, pero también entendemos que debemos limitarnos solo y únicamente a hacer lo que está dentro de nuestro poder de acción.
Recuerda siempre:
ACEPTACIÓN = (OBSERVACIÓN – RESISTENCIA)
Por lo antes mencionado, queda de manera evidente que cuando no aceptamos las cosas tal y como son, estamos ejerciendo resistencia y con ello, estaremos drenando nuestra energía vital en mantener y preservar la situación en el tiempo, aún y cuando paradójicamente, lo que deseamos con todas nuestras fuerzas es eliminarla para dejar de experimentar esa situación que nos incomoda o que no deseamos.
En palabras del psiquiatra suizo Carl Gustav Jung…
“Todo lo que resistes, persiste”
Acciones que nos permitirán fluir
Para ayudarte a generar esta gran habilidad, te comparto un conjunto de acciones que te facilitarán el proceso de disminución de tu resistencia y aumentarán el desarrollo de tu capacidad para fluir:
- En situaciones adversas pregúntate
- ¿Qué debo aprender de esta situación?
- ¿De qué manera estoy contribuyendo a que esta situación se mantenga?
- ¿Qué es lo que me incomoda de esta situación?
- ¿Qué beneficio o ganancia estoy obteniendo de esta situación?
- ¿A qué me estoy resistiendo en esta situación?
- Deja de insistir en que las situaciones, el comportamiento y las palabras de los demás sean tal y como tú deseas.
- Disminuye tu nivel de rigidez y aumenta tu nivel de flexibilidad.
- Deja el hábito de “querer controlarlo todo”.
- Desarrolla la actitud del eterno aprendiz.
- Date el permiso de practicar “la Aceptación”.
Siendo honesto contigo, cada una de estas acciones requieren de trabajo personal y como todo en esto que llamamos vida lleva un tiempo en poder desarrollarlas. Por ello, es importante que evites querer hacerlo todo en el mismo momento y te dediques a cultivar cada una de manera dedicada y consciente. Verás que con el tiempo, irás dominando cada una de estas acciones y con ello verás que fluirás de forma constante y continua. Créeme, los resultados no tardarán en aparecer y ser evidentes para tu entorno.
En resumen,
Aprender a fluir, es dejar de sufrir y tener incluso, una vida mucho más interesante.
Ahora te pregunto, ¿Estás en la disposición a comenzar a fluir?
¡Comparte tu opinión con nosotros y este mensaje con quien lo necesite!
Te leo…