Durante nuestra experiencia de vital experimentamos diferentes picos y baches. Estos picos representan los momentos de alegría, felicidad y plenitud. Es decir, los momentos que podríamos considerar como positivos. Por el otro lado, tenemos los baches, momentos de tristeza, dolor, angustia y hasta miedo, es decir, aquellos que consideramos negativos.
Aunque tenemos la costumbre de querer alejarnos de esos «momentos o situaciones negativas» debemos tener presente que son parte importante y necesaria de nuestro proceso de crecimiento, desarrollo y evolución. Por ello, es necesario aprender a fluir y a seguir adelante pues lo cierto es que esos momentos y situaciones estarán presentes las queramos o no.
Ese proceso de aceptación es fundamental si deseamos experimentar una vida llena de éxito y de plenitud, pues si no hay aceptación, habrá resistencia y con ello, solo estaremos manteniendo presente y de forma constante la situación que nos incomoda.
Por muy increíble que pueda parecer, somos nosotros los únicos que podemos crear el éxito que deseamos experimentar. Nadie más que nosotros tiene ese poder. Es decir, a pesar de los diferentes tipos de ayuda, apoyo y soporte que puedan ofrecernos otras personas, depende única y exclusivamente de nosotros alcanzar el éxito. La razón de ello es muy simple: Nadie puede transitar nuestro camino. Es decir, cada persona construye su propio éxito con base a los siguientes componentes: (Estado mental + Actitud + Aptitudes + Acciones).
Veamos con un poco más de detalle cado uno de estos componentes:
Nuestro Estado Mental:
Tener el marco mental adecuado, permite que podamos enfocarnos en lo que deseamos alcanzar para poder hacer lo necesario para lograrlo. Es decir, si no tenemos claro lo que deseamos construir, lograr o alcanzar, no podremos llegar allí porque ¿si no sabemos a donde vamos, como podremos llegar?
Es por ello, que es necesario ser conscientes de lo que deseamos alcanzar para poder enfocarnos y dedicar todos nuestros esfuerzos para caminar con el foco en nuestro objetivo. De esta manera, aumentaremos nuestras probabilidades de poder lograrlo.
Nuestra Actitud:
En situaciones adversas, la tendencia es a que asumamos la posición de víctima y que comencemos a culpar a los demás, a cualquier cosa y en última instancia a la vida. Ahora bien, el hecho de que esa sea la tendencia, no quiere decir que estamos obligados a seguirla. Por ello, debemos tener presente que tenemos una cuota de responsabilidad en la situación en la cual nos encontramos y aunque algunas circunstancias son situaciones que pueden escapar de nuestro control, lo que siempre estará dentro de nuestro ámbito es la actitud que tenemos ante ellas.
Pues tal y como dijo el psiquiatra y filósofo austriaco, fundador de la logoterapia y del análisis existencial Victor Frankl:
«Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas, la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias para decidir su propio camino».
Nuestras Aptitudes:
El éxito no llega «de la noche a la mañana» porque es el producto de un proceso que requiere de preparación, dedicación y constancia. Con lo cual, es fundamental adquirir las competencias, conocimientos y herramientas necesarias para aumentar nuestras posibilidades. Asimismo es fundamental comprender que esas competencias, conocimientos y herramientas no garantizarán el éxito.
Mientras mayores sean nuestras competencias, mayores serán nuestras oportunidades y posibilidades de materializar lo que deseamos. Evitemos caer en la trampa de pensar que «sabemos todo y no necesitamos más nada» pues esa arrogancia solo nos asegurará el fracaso. Por el contrario, cultivemos la humildad suficiente que nos permita reconocer que no sabemos todo y comencemos desde ya a prepararnos, a formarnos y a desarrollar todas y cada una de las competencias necesarias para construir eso que tanto anhelamos.
Nuestras Acciones:
Sin acción no hay materialización. Es decir, si solo nos quedamos pensando y deseando tener o lograr algo, el único resultado que tendremos será, en el mejor de los casos, mantener la esperanza de que algún día será una realidad tangible. Sin embargo, aunque dicen por ahí que «la esperanza es lo último que se pierde», aunque logremos mantenerla podremos llegar a un punto en el cual la frustración, el desánimo e incluso la tristeza y la apatía se apoderen de nosotros haciendo que el deseo se vaya apagando lentamente hasta que de manera consciente o inconsciente se apague nuestro deseo y dejemos de soñar con experimentarlo y mucho menos de disfrutarlo.
Por esta razón, es fundamental tomar acción, pues solo cuando estamos en movimiento y haciendo lo debido para material nuestro deseo es cuando la magia sucede. Por lo tanto, no se trata solo de pensar y decir, sino de hacer para materializar nuestros sueños. Con el tiempo veremos que lo que alguna vez soñamos hoy podemos vivirlo y disfrutarlo.
Como podemos ver, los cuatro (4) componentes que hemos mencionado anteriormente constituyen las bases (como las patas de una mesa) que servirán de soporte para construir y materializar nuestros sueños y anhelos. Recuerda que no depende de nadie más sino de cada uno de nosotros trabajar y fortalecer cada uno de esos componentes para construir nuestro éxito.
Ahora bien, recuerda que el éxito es diferente y sobre todo único para cada persona. Por esa razón, te invito a evitar (o a dejar de) compararte con los demás por los resultados que tienen, pues todos ellos no son más que la consecuencia de las decisiones que han asumido. Toma hoy la decisión de construir tu vida en tus propios términos y asume el compromiso de hacerte responsable por tener el éxito en construir y materializar eso que tanto deseas.
No lo pienses más, deja de darle más vueltas al asunto y… ¡comienza hoy a construir tu éxito!